A Sasha, 1992
Del fondo de la tierra viniste,
formado de barro y fuego.
Tus cabellos brillantes en la tarde
y tus ojos llameantes consumen el oscuro cielo.
Como espuma del mar fuimos vagando,
entre inmensas grutas, hasta llegar a ti.
Y, de lejos te observo.
Con las características de la llama:
móvil, cambiante,
en una constante deconstrucción,
de momentos verticales.